El museo sin duda es un proyecto que nos atañe a todos como bogotanos pues lastimosamente hay pocos lugares hoy en día que se dedican a producir nuestras bebidas ancestrales.
Durante nuestra historia colombiana hemos perdido muchas tradiciones que han venido siendo remplazadas por influencias de otras partes del mundo. Costumbres que nuestros antepasados tuvieron, hoy en día se rechazan o simplemente se desconocen. La Chicha por ejemplo es una de esas bebidas que pertenecían a nuestra cultura ancestral pero que en la actualidad resulta ajena a aquello que nos distingue como colombianos. En el centro de Bogotá, específicamente en el sector conocido como Chorro de Quevedo, una pequeña institución museística pretende recordarnos parte de nuestra tradición por medio de las bebidas que fueron propias de la cotidianidad capitalina, pero que ya no lo son.
El señor Alfredo Ortiz, emprendió junto con su hermano “El Museo de la Chicha” donde realiza una labor admirable al investigar y traspasar el conocimiento que ha adquirido para poder difundir la historia de la chicha, y sumarle al carácter ancestral de la bebida la posibilidad de volverla nuevamente vigente. El museo nos cuenta el proceso de la chicha desde cómo se muele el maíz, que tipos de maíz se usan, cuales son las herramientas que los indígenas utilizaban, la mitología que está detrás de la chicha… información muy valiosa base de nuestra idiosincrasia y pensamiento que, sin embargo, pocos bogotanos conocemos.
No solo el museo resulta interesante por la cantidad de curiosidades que guardan una historia propia sino también don Alfredo, quien guía el recorrido por el lugar, es parte de la esencia del “Museo de la Chicha”. Gracias a su vasto conocimiento el “Cacha”, como se hace llamar así mismo por la definición del “cachaco”, la experiencia de lugar va más allá de solo el entendimiento técnico de los procesos que tienen que ver con las bebidas ancestrales. Es decir, el formato de la guía es como el de una conversación, además muchos elementos místicos confluyen en la visita al museo. Casi como un ritual indígena se desenvuelve la vivencia que sucede en la pequeña institución privada ubicada en el Chorro.
La visita al museo incluye la degustación de las cuatro benditas: la Chicha, el Zhuke, el Guarapo y el Chirrinchi. Es importante mencionar que don Alfredo también es productor de estas cuatro bebidas y su objetivo es desmitificar el ideal negativo que nuestra sociedad tiene de estas. Este rechazo a la tradición de la chicha por supuesto ha sido consecuencia de muchos factores históricos que el Cacha tendrá la oportunidad de explicarles detalladamente.
Por otro lado don Alfredo, además de tener el proyecto del “Museo de la Chicha” también hace un festival de bebidas ancestrales donde quienes hagan este tipo de productos en la región pueden participar anualmente. Esto con el fin de empezar a crear una comunidad la cual se enfoque en recuperar costumbres pérdidas durante nuestra historia poscolonial.
El museo sin duda es un proyecto que nos atañe a todos como bogotanos pues lastimosamente hay pocos lugares hoy en día que se dedican a producir nuestras bebidas ancestrales. Es entonces cuando “El Museo de la Chicha” adquiere un mayor valor cultural, pues reúne en un solo lugar aquellos elementos que se han ido disgregando al punto de no pertenecer a nada, habiendo sido parte importante de lo que éramos.
Finalmente hago una invitación abierta a que vaya, se entere y pruebe un poco de lo que podría haber sido la bebida que antaño acompañara nuestras celebraciones y también nuestras tristezas; Que decida cuál de las cuatro benditas es su favorita y cual de todas lo hace pensar más claramente pues, como dice el Cacha, las bebidas alcohólicas ancestrales no nublan su consciencia (como lo hace el alcohol que consumimos hoy en día) sino que la vuelven más lucida.
EL MUSEO DE LA CHICHA
Alfredo Ortiz
Contacto: 3107626814
Dirección: carrera1 #12B bis, Chorro de Quevedo