Reseña por Daniela Briceño
El pasado 9, 10 y 11 de Febrero 2017, el Museo de Arte Moderno de Bogotá nos invitó a participar a “La toma del MAMBO”. Una muestra incluyente formada por diferentes grupos de artistas los cuales pretendieron “tomarse” este museo, una institución artística que acoge, generalmente, a aquellos exponentes del arte más reconocidos. El resultado, sin duda, fue sorprendente: en tres días el museo se vio atestado de gente, situación no tan usual. No solo aquellos interesado en el mundo artístico sino gente de toda índole fueron participes de la “toma”. Está claro que con esta muestra un nuevo público asistió, quizás por primera vez, al museo; particularidad que sinceramente considero una gran hazaña. Sin embargo, la “toma”, aunque fue organizada y propuesta al museo por los colectivos, los cuales partían de una posición activista, desde la perspectiva artística se quedó corto.
Como en otros casos hablando de arte, entra nuevamente a colación la gran duda que permanece: ¿En dónde se ubica esa delgada línea que distingue lo que es arte o no? No quiere decir que haya una regla de oro que los separe. La interrogación realmente recae sobre cómo se hubiera podido generar un dispositivo que, además de incluir personas no relacionadas con un medio específico (el arte), se haga desde el arte y no desde otros lugares, como sucedió en “la toma del MAMBO”.
En esta muestra diferentes actividades fueron llevadas a cabo. Actividades que podrían haberse introducido dentro del contexto artístico con una justificación conceptual a la mano de todos, para seguir hablando de activismo e inclusión. Sin embargo, aunque intuyo que cada una de ellas partió de una intención clara inmersa dentro de una lógica artística, las propuestas presentadas por muchos de los colectivos carecían de ese “porqué”. Desafortunadamente, aquello que podríamos llamar justificación, en algunas piezas presentadas esos días no eran del todo comprensibles. Efectivamente, todavía me queda la duda de en qué momento un “campeonato de banquitas”, por ejemplo, se volvió una pieza de arte.
Como resultado final, aquello que buscaba incluir a la gente dentro de un contexto artístico, de hecho la excluyó al no presentar una intención artística clara. La gente fue incluida de otras muchas maneras y por ello, pese a dicha carencia, las jornadas de la “toma del MAMBO” fueron un éxito. Gracias a que muchas de las actividades allí realizadas eran comunes a toda la población asistente, el público fue invitado a participar; sin embargo lo anterior en detrimento del arte. Esto porque no todo lo que sucede en un museo lleva el título de “arte”. Una gran acogida han tenido las acciones del 9, 10 y 11 de Febrero en el Museo de Arte Moderno de Bogotá por su jocosidad, divertimento, entretención e inclusión, aunque no todo desde una perspectiva artística.