La exposición “libretas de dibujo: reencuentros de memoria gráfica”, presentada en la Casa Republicana de la Biblioteca Luis Ángel Arango, hace un recuento de cómo han sido utilizadas las libretas durante siglos aquí en Colombia. Resulta interesante que la muestra es una colección de libretas de todo tipo: no solo las libretas de artistas están presentes, sino también, diarios de viaje, cuadernos de apuntes, bitácoras y álbumes. La exposición contiene tres grandes categorías: bitácoras de viaje, libretas científicas y libretas artísticas. La mayoría de estas libretas pertenecieron a personas del siglo XIX, de nacionales y extranjeros, sin embargo, se exhiben ejemplares también del siglo XX y algunos contemporáneos.

Al ser esta muestra tan diversa en su variedad de autores a través del tiempo podemos comprender que el dibujo entonces adquiere un nuevo significado donde además de ser bello por sus trazos y colores, es una forma de registrar y documentar. Los objetos de esta muestra son parte de la colección de arte de la BLAA y del Banco de la Republica y ahora podemos entender por qué. Sin duda alguna las anotaciones de científicos, viajantes, artistas, y de personas de otras disciplinas son ahora documentos, con información de una época pasada, bien sea sobre un viaje, un hallazgo o sobre una idea. El compendio entre dibujo y texto que encontramos en las libretas de esta muestra son indicios no solo de la persona dueña de la libreta, sino también de lugares, eventos históricos, personajes emblemáticos, hallazgos científicos. Es decir, mediante algo tan básico como podría parecer una libreta, se puede reconstruir un contexto especifico gracias a la captura de esa memoria histórica.

“El dibujo es una idea que empieza en la cabeza, pasa por la mano, se dibuja, se recorta, se pliega, se arma y se vuelve un objeto tridimensional”